domingo, 25 de mayo de 2014

La Generación de las Cabezas Abajo

Con mucha curiosidad he notado en las redes sociales cierta "preocupación" por la forma en que las mencionadas capturan absortas e inevitablemente a las personas, esa imparable necesidad de conectarse al internet con el dispositivo que sea y distanciarse de la realidad, de todo lo demás. Veo y leo mensajes de palabras épicas y rebuscadas, desesperadamente emocionales, que apelan y aluden al rescate de una conversación entre amigos o a salir a la calle a admirar lo simple de la vida. En una conversación reciente sobre el tema, escuché atento los argumentos de mi profesor sobre la inteligencia artificial y la capacidad de una máquina de duplicar las emociones humanas. Decía que ahora sería más más fácil que hace décadas atrás, no por el avance de la tecnología sino porque la conectividad y la dependencia han hecho que la gente ya no razone, no piense, no comparta, no sienta, no interactúe.

Es interesante leer las reacciones de la sociedad y sus intentos por auto regularse, a veces por ser juez y ejecutor. No puedo, sin embargo, evitar sentir la duda sobre la validez y el sentido de esta preocupación, sobre todo en ese momento inesperado cuando mi gata se sube sobre mi interponiéndose entre el teclado yo, sin importarle mi incomodidad. Su plato de comida está lleno, su caja de arena está limpia, de esta forma concluí que lo único que quiere es llamar mi atención. Mostrarme que es más importante que todo.

Aunque no lo crean, ambas cosas están demasiado relacionas. Sí, porque en ese momento entendí por qué mi gata hace eso, porque en algún momento todos nosotros también lo hicimos. Cuántos alguna vez buscamos la atención o simplemente expresarnos, y por eso quizás fuimos apartados del resto por la individualidad de nuestras fantasías o pensamientos. En el peor de los casos, fuimos obligados al exilio para ocultarnos de nuestra realidad, la distancia de nuestros padres o la crueldad de quienes nos humillaban por diversión. Fue que también encontré a aquellos que les rompieron el alma y les llevaron a prescindir de sus vidas, a aquellos que hicieron su corazón más duro para soportar el dolor, y a aquellos que ahora llenan sus venas con porquerías y se destruyen hasta enloquecer. Yo sé que muchos (por no decir todos), han debido lidiar contra esos que los utilizan en una competencia maldita por sobrevivir en un mundo donde eres lo que ganas y nunca serás lo que vales.

Quien nunca ha caído abatido sea el primero en llamarme "emo".

Yo también conversaba con amigos que imponían sus ideas sin escuchar a nadie más que a sí mismos; yo también admiraba lo simple de la vida y me censuraron por iluso. Tuve un día terrible por una discusión con mi Jefe y un compañero parásito que no le trabaja un día a nadie, otra discusión contra el conductor del bus que pretendió estafarme con el pasaje y otro tipo trató de robarme en la calle. Un amigo está molesto conmigo y dudo que vuelva a hablarme mientras que un compañero de clases no hizo su parte de la tarea y la calificación fue pésima para todo el grupo. Lo sé, todo esto no pudo pasarme en un día, pero seguro que a varios que están leyendo sí les pasó. Quizás no todo, pero les pasó. Llego a casa a recostarme y enciendo mi PC para olvidar que pasó. Un contacto dice que lamenta lo que me pasó, y otro (que vive a varios países de distancia) me envía algunas creativas imágenes para hacerme reir. Me despedí de ellos agradecido, puesto me estaba quedando dormido y entonces viene mi gata, recostándome sobre mí sin importarle mi comodidad. Frota su cabeza contra mi rostro y así fue como nos quedamos dormidos.

Me disculpo, no quise escribir tanto sin decir nada, pero quiere creer que tal vez habrán unos pocos que entenderán lo que quise decir. Apuntar con el dedo no cuesta nada, decir algo bonito/rebuscado tampoco. Aún así es de atender que un animal o gente que ni siquiera conoces te entienda, te entienda más que aquellos con quienes convives y sobrevives todos los días. La historia demuestra que cada uno busca ser más de lo que es y lo que la mierdera realidad puede ofrecer. Ser tú mismo se reduce a un estúpido eslogan, vacío, contra una sociedad que se regula siendo juez y ejecutor.

Hoy es nuevo día y ya estoy despierto. Si mi locura lo permite quizás pueda sobrevivir a esa gente que la misma sociedad creó...


#CaféalaVena

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